Los pacifistas deberían estar bajo el signo del horoscopo Piscis, y es que el afán de conciliación es lo que mejor define a este paciente, cariñoso y compasivo signo.
Un nativo del horóscopo Piscis típico no se hace de notar, al contrario, está siempre en un discreto segundo plano, dispuesto a ayudar a quien lo precise. El Pez tiene una modestia y una humildad proverbiales, que hacen que sea uno de los signos menos ambiciosos del Zodíaco.
Con una sensibilidad sin parangón, compite con signos como Cáncer, si bien el Cangrejo es más histérico, y el horóscopo Piscis es de los que se retraen ante las ofensas, protegiéndose con un caparazón ante quien cree que les ataca.
Es tan sensible, que percibe los estados de ánimo de quienes le rodean, y no se te escapa ningún sentimiento, tal es la empatía de la que haces (discreta) gala.
Otra de tus virtudes es la gran imaginación de la que haces gala, y es que un nativo del horoscopo Piscis siempre suele ser un artista, declarado o encubierto, por su gran creatividad. Si no son actores, escritores o pintores, suelen tener un gran sentido de la belleza y el arte.
Esta gran imaginación y creatividad va ligada, además, a un potencial psíquico: hay Peces que tienen sueños premonitorios, y otros que tienen una intuición fuera de lo común.
No obstante, no todo son elogios para el horóscopo Piscis, si bien queda patente su buen carácter y su espíritu conciliador: el Pez es la persona más dubitativa que existe, y eso le hace demorar las decisiones de debería tomar, muy al contrario de lo que hacen otros signos como el enérgico Leo, para quien la acción es una forma de vida.
Además, el horóscopo Piscis es descuidado e impreciso, un auténtico desastre a la hora de enfrentarse a los aspectos prácticos de la vida. Y es que el Piscis negativo será incapaz de hacer una simple gestión en la Administración pública.
Asimismo, se trata de un signo al que todo le asombra, con la consiguiente perplejidad ante los sucesos más comunes de la vida. Esta perplejidad le impide, en ocasiones, tener la operatividad necesaria para enfrentarse a los problemas.
Y es que al soñador horóscopo Piscis no se le puede exigir más: nació para la vida bohemia del artista y va en contra de su personalidad el dedicarse a los asuntos mundanos.