Kefalonomancia. Una curiosísima manera de adivinar la culpabilidad de una persona era la kefalomancia. Tan extraño nombre corresponde a una práctica adivinatoria ya perdida, muy popular entre germanos y lombardos.
La Kefalomancia consistía en usar la cabeza de un asno para pronunciar un veredicto sobre un presunto culpable. Posteriormente, se usó la cabeza de una cabra en lugar de la de un asno. La extinción de esta mancia proviene, probablemente, de la creencia popular de que era parte de la brujería.
¿En qué consiste la Kefalomancia?
El procedimiento de la Kefalomancia era el siguiente: se cogía la cabeza de un asno, se recitaban una serie de plegarias “mágicas” y, posteriormente, se depositaba sobre brasas encendidas.
A continuación, se pronunciaban varios nombres de personas a las que se creía culpables de un crimen: si las mandíbulas del asno se retorcían y chocaban, la culpa recaía sobre la persona cuyo nombre se había pronunciado.
Esta práctica, además de inexacta, era bastante desagradable. No obstante, mientras estuvo vigente condenó a muchos inocentes, por lo que se piensa que ésta es una de las razones por las que no ha perdurado.