El origen del tarot de Marsella se remonta a finales del siglo XV, cuando fue introducido en la ciudad de Marsella por las tropas francesas después de la conquista de Milán en 1499.
Fue en la ciudad Francesa de Marsella donde se popularizó y se rediseñaron las figuras tomando la forma que nos ha llegado actualmente. Por esa razón, este tarot es conocido como el Tarot de Marsella.
Las ilustraciones del tarot de Marsella fueron diseñadas por Fautrier, un ilustrador marsellés de mediados del XVIII. Sin embargo, este artista sólo plasmó la sabiduría colectiva y la artesanía de más de cuatrocientos años de historia del tarot.
Los dibujos son representaciones de carácter medieval inspirados en las vidrieras góticas, tanto en la línea de traza similar, tanto por los colores.
En 1751 el tarot de Marsella comenzó a producirse industrialmente en color por xilografía (estampación a partir de varios moldes de madera), y las ilustraciones quedaron definitivamente fijadas en el siglo XIX, que fueron reproduciéndose continuamente hasta nuestra época.
El mérito del tarot de Marsella es el éxito ha tenido desde el Renacimiento hasta nuestros días. Existieron muchos tarots anteriores al tarot de Marsella, todos ellos muy similares entre sí. Pero el que más aceptación tuvo fue el Tarot de Marsella, convirtiéndose en modelo de otras barajas posteriores.
Se trata de un juego de 78 cartas, distribuidas en dos grupos: 22 arcanos mayores y 56 arcanos menores.
El tarot de Marsella se caracteriza por la numeración en números romanos en la parte superior y el nombre de la carta escrito en francés en la parte inferior. Como podréis comprobar, hoy en día muchos diseños del tarot siguen esta misma estructura.